
La provincia de Santa Fe oficializó la incorporación de la reserva natural «Jardín Florido», situada en Florencia, al Sistema Provincial de Áreas Naturales Protegidas bajo la categoría de Paisaje Protegido. Este espacio, en el extremo noreste del Jaaukanigás y a orillas del río Tapenagá, es un singular límite entre antiguos montes de quebracho y el vasto humedal del Paraná, donde una comunidad local convive en ranchos de adobe y paja con una rica biodiversidad de aves y monos.
Oficialización y Categoría de Protección
La medida fue formalizada este lunes mediante el decreto provincial 2672/2025, firmado por el gobernador Maximiliano Pullaro, que aprueba en todos sus términos el convenio suscripto entre el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático y la Municipalidad de Florencia. Este acuerdo establece que el área «Jardín Florido» será incorporada como «Paisaje Protegido», conforme a la legislación provincial vigente. El Ministerio de Ambiente asumirá las tareas necesarias para asegurar la calidad ambiental y el manejo adecuado del sitio, a través de su Dirección General del Sistema Provincial de Áreas Naturales Protegidas. Por su parte, el municipio de Florencia acepta que las tierras declaradas bajo esta categoría queden sujetas a las regulaciones y controles previstos, con el objetivo primordial de garantizar la conservación de su biodiversidad y su inestimable valor paisajístico.
Un Ecosistema Estratégico
La relevancia de esta incorporación radica en las particularidades geográficas y ecológicas de la zona. «Jardín Florido» se enclava en la región de Jaaukanigás, cuyo nombre en lengua originaria significa «gente del agua», a orillas del río Tapenagá, «Camino de las Almas». Este curso de agua nace en el monte chaqueño y desemboca en el río Paraná, delineando un ecosistema único. La reserva presenta una combinación singular de ambientes: a un lado, el viejo monte de quebrachos, y al otro, la selva en galería y los pajonales propios del arroyo, configurando un entorno de gran diversidad biológica.
Riqueza Ornitológica y Biodiversidad
Dentro de este contexto natural, más de 150 especies de aves encuentran refugio y alimento en «Jardín Florido». En el conjunto del Jaaukanigás, un sitio Ramsar de importancia internacional, se han registrado hasta 334 especies de aves, según datos aportados por el biólogo Alejandro Giraudo, de Aves Argentinas. «Hay muchos tucanes», destaca Nicolás Insaurralde, uno de los habitantes locales que ejerce como guía turístico. Por su parte, Giraudo resalta la presencia del «guaycurú, con su antifaz muy llamativo», y señala que el término también «representa la unión de pueblos».
Comunidad y Legado Cultural
Una característica distintiva de la reserva es la activa participación de la comunidad local en el manejo del área. Algunos de los habitantes, quienes residen en ranchos de adobe y paja dentro de la misma reserva, han sido capacitados como guías turísticos. Esta iniciativa refuerza el vínculo entre la conservación ambiental y el desarrollo comunitario, demostrando cómo la gente puede ser parte integral de la preservación. En este sentido, Hernán Agustini, director del Museo de Arqueología de Reconquista, explica que «guaycurú es la lengua que le da unidad a los cazadores recolectores del Gran Chaco», entre ellos los abipones jaaukanigás, mocovíes y qom, evidenciando la profunda raíz cultural de la interacción humana con el entorno.
Impacto y Proyección a Futuro
Con la incorporación de «Jardín Florido», la provincia de Santa Fe suma un nuevo espacio fundamental a su sistema de conservación ambiental, reafirmando su compromiso con la preservación del entorno natural del norte santafesino y la promoción de un desarrollo sustentable que entrelaza naturaleza, cultura y comunidad. El biólogo Alejandro Giraudo enfatiza la importancia de una gestión que integre a los habitantes: «La gente cree que quienes habitan estos ambientes sobreexplotan los recursos y eso no es así. Como es un sitio Ramsar de los más importantes de Argentina, la idea es que haya esta integración de la gente en la naturaleza y que los recursos se utilicen de una manera sabia, conservando sin depredar», explicó, mientras Darío Orrego, un poblador, escuchaba atento desde su ranchito.
Agustini subraya el valor histórico de la zona, con registros arqueológicos de Florencia que datan al menos de la década del ’40, y vestigios de cazadores, recolectores y guerreros de hace al menos 2150 años, según el Museo de Arqueología y Paleontología «Dante Ruggeroni» de Reconquista. La incorporación de esta área municipal a la red provincial de protección es un paso trascendente, «porque acercan a los ciudadanos a lugares a donde no iban, aun estando muy cerca, como en el caso de la reserva Jardín Florido, ubicada a pocas cuadras de la ciudad», explica Agustini. Esto la convierte en un «aula abierta» ideal para escuelas, observadores de aves y turistas, generando una nueva mirada y valoración de estos espacios. «No hay una dicotomía entre producción, turismo y preservación; esta mirada puede generar recursos económicos», concluye Agustini, destacando el potencial de la integración para el desarrollo local.
