
Pocos creían en él aquel 10 de septiembre de 1970, cuando Carlos Monzón se despedía del público argentino en el Luna Park antes de partir a Roma en busca del título mundial de peso mediano. Esa noche, el santafesino noqueó en el cuarto asalto al dominicano Ramón «Candy Rosa» Paredes, un triunfo que anticipaba la gloria y que le permitía soñar con manejar su anhelado Torino, premio a su esfuerzo y la primera gran bolsa de su carrera.
Monzón demoledor en su despedida de Argentina
El Luna Park fue testigo de la contundente victoria de Carlos Monzón, campeón argentino y sudamericano de peso mediano, sobre Ramón «Candy Rosa» Paredes. En apenas 13 minutos, Monzón demostró una clara superioridad, dominando el combate desde el inicio y acentuando su ataque a medida que transcurrían los asaltos. La pelea, pactada en la categoría mediano, vio a Monzón (73,600 kg) imponerse con un nocaut técnico en el cuarto round sobre Paredes (72,900 kg), quien llegaba con un historial de victorias en Puerto Rico, pero no pudo contrarrestar la potencia y precisión del púgil santafesino.
El camino al título mundial
El pupilo de Amílcar Oreste Brusa, oriundo de San Javier, exhibió las cualidades que lo catapultaron a la cima del ranking mediano. Su vigor físico, producto de una excelente preparación atlética, fue determinante para el triunfo. Monzón centró su estrategia en la zona baja de Paredes, debilitando su resistencia en las piernas y limitando su movilidad en el ring. Los golpes certeros al rostro y cuerpo del dominicano fueron una constante, evidenciando la potencia y reserva física de Monzón.
Un récord prometedor
Hasta ese momento, el palmarés profesional de Monzón registraba 80 presentaciones, con 67 victorias (43 por nocaut, 24 por decisión), tres derrotas (ante Antonio Aguilar, Felipe Cambeiro y Alberto «Pirincho» Massi, a quienes luego vengaría) y nueve empates (con rivales como Celedonio Lima, Andrés Selpa, Emilio Alé Alí, Manuel Severino, Hernán Bustos, Benny «El Malo» Briscoe, Juan Aguilar y Carlos Salinas), además de una pelea sin decisión (contra Alberto Verón). Su récord de 60 peleas invicto lo ubicaba segundo en la estadística, detrás de Jaime Giné (87) y por delante de Nicolino Locche (55).
La fe, los sueños y el recuerdo del debut
En la semana previa al viaje a Italia para enfrentar a Nino Benvenuti, Monzón, apodado «Escopeta», también combatió contra Eddie Pace. En una entrevista cerca del Luna Park, junto a su entrenador Brusa, se mostró confiado y reveló algunos aspectos de su vida personal. El púgil expresó su fe en Dios y su costumbre de visitar la Basílica de Guadalupe, patrona de Santa Fe, antes de cada combate importante. Confesó su deseo de manejar un Torino, su gusto por el asado, el cine y la televisión, y su admiración por el piloto de Fórmula 1 Carlos Alberto Reutemann y el ciclista Sosa. Recordó sus primeros 30 mil pesos ganados como profesional, tras noquear a Ramón Montenegro en el segundo asalto de su debut en el Club Ben Hur de Rafaela, el 8 de julio de 1966.
La despedida santafesina y el viaje a la gloria
Juan Carlos «Tito» Lectoure, gerente del Luna Park, aceptó la invitación del Club Unión y de Amílcar Brusa para asistir a la despedida de Monzón en Santa Fe antes de su viaje a Roma. Alrededor de 200 santafesinos viajaron a Italia para presenciar el combate contra Benvenuti el 7 de noviembre de 1970, una pelea que quedaría en la historia como la mejor del año. Aquellos que estuvieron en Roma, incluyendo al periodista de El Litoral Pedro Oscar Roteta, jamás olvidarían el extraordinario nocaut que marcó el inicio de la leyenda de Carlos Monzón, el boxeador más importante de la historia argentina.