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«Perchero solidario» en Santa Fe: reciben ropa donada y la reparten entre quienes más necesitan

Las iniciativas solidarias son de gran ayuda en momentos de crisis. Se pueden acercar prendas y colaborar.

Por Mariela Goy

«Cuidala mucho», le dice David a un nene que se va muy contento con su cartuchera. Una vecina revisa sobre el tablón ropa que le pueda quedar a su hija y sus nietos. «Todo viene bien», dice. Un poco más tarde llega una vecina embarazada a pedir si había «alguna remerita» para un niño de 6 años. Mucho no hay pero prometen conseguir. Otro señor frena su bici y alcanza una bolsa con más donaciones. Así se desarrolla el «perchero solidario», en la Vecinal Roque Saénz Peña (Juan de Garay 3998) un viernes por la tarde.

«Esta iniciativa surgió de uno de los integrantes de nuestra comisión directiva. Decidimos darle curso porque hay mucha necesidad de la gente y queremos ir remontando la asociación vecinal, brindándoles servicios a los vecinos», dijo Carolina Giménez, presidenta de la Vecinal Roque Sáenz Peña, de barrio Alfonso.

La idea es que lo que a una persona no le sirva, pero aún esté en buen estado, pueda donarlo a este «perchero» y ayudar a alguna familia que en este momento económico no puede comprar prendas nuevas para ellos o sus hijos.

«Nos pareció que hoy en día, por lo que estamos viviendo como sociedad, poder canalizar la ropa de alguna persona que ya no le sirva a otra que sí la esté necesitando, es un servicio», dijo Giménez, mientras se turnaba con colaboradores para atender a la gente que iba llegando, la mayoría mujeres, con varios chicos.

El perchero funciona todos los viernes, de 18 a 20.30 horas, en la sede de la vecinal. Sacan unos tablones y letreros a la vereda y ahí se dan a la tarea de paliar algo de la necesidad de otros. En la esquina del edificio hay una cruz y una estatua desteñida de la virgen María, que llama la atención de los chicos mientras sus madres revisan la ropa.

«En estos tiempos hay mucha más necesidad que antes. A esto mismo lo hacíamos con mi mujer, pero era muy poco el alcance que tenía. Ahora estamos teniendo muchos llamados de personas que quieren donar, y un poco lo que se complica es que lo traigan hasta acá», dijo David Guardone, quien llevó la idea a la vecinal, de la cual es vocal.

«Hay gente que quiere donar, pero no puede llegar hasta acá por la movilidad, o porque ya sabemos cómo está todo con la nafta y el transporte», dijo. Y señaló que están tratando de juntar varias personas solidarias de una misma zona para hacer una ronda y pasar a retirar la ropa por los domicilios.

¿Qué busca la gente?
Si bien toda donación viene bien, quienes se acercan a buscar ropa, piden más que nada remeras blancas y pantalones de buzo para que los chicos usen en la escuela. Tampoco hay mucho para adolescentes.

«En general, nos piden de todo, pero más que nada ropa de niños de 3 a 16 años. También hay gente que nos donó algo de útiles escolares y zapatillas; todo viene bien», dijo Giménez, quien aseguró que la idea es «contagiar» a otros barrios para que hagan lo mismo y generar una cadena solidaria porque «nos llama gente de lejos que necesitan».

«Ya vamos recibiendo y clasificando ropa de invierno para estar preparados. Queremos adelantarnos porque las campañas a veces empiezan tarde cuando el frío ya está en las casas», señaló Guardone.

Quienes quieran acercar ropa donada, útiles, zapatillas, pueden hacerlo a Juan de Garay 3998, teléfono: 342-4420-422 (Carolina Giménez) o al Facebook de la vecinal o al de David Guardone, artista callejero y trabajador de la economía popular.

La vecinal estaba intervenida y abandonada. La comisión actual tiene varios proyectos, uno de ellos es acondicionar el patio para ofrecer gimnasia. Crédito: Manuel Fabatía

«Que la vecinal tenga vida»
Además del cartel del perchero, había otra pizarra que anunciaba una pollada a beneficio de la vecinal. Giménez comentó que «recibimos una asociación que había estado acéfala por décadas y que estuvo intervenida por mal manejo. Después de presentarnos con una lista, empezamos de a poco a pagar cuentas, multas, y a poner en orden los papeles, la personería jurídica. Estamos hace un año y medio, logramos ordenarla y ahora queremos sacar la vecinal adelante».

El edificio es modesto y sufrió el abandono y la desidia: consta de un SUM que se encuentra en muy mal estado edilicio, con revoques caídos, las vigas de madera del techo de chapa que necesitan reponerse, sin aislantes, los sanitarios sin puertas y un patio de cemento roto en varias partes.

«Arreglamos algunas vigas, hicimos la instalación nueva para llevar el agua al tanque, pero los caños de los baños están reventados. Así que las ventas de pollo que hacemos cada 15 días están destinadas en principio a arreglar eso, y como prioridad, el patio para poder dar gimnasia a los vecinos. Tenemos materiales comprados, y nos faltaría la mano de obra. También queremos hacer talleres de costura; el año pasado hicimos uno y las vecinas se engancharon, necesitan encontrarse y charlar», contó la presidenta de la Vecinal Roque Sáenz Peña sobre los proyectos que tienen para reactivar la asociación y canalizar los pedidos de los vecinos «que son muchos, desde seguridad a iluminación».

«También queremos que la gente el día de mañana pueda hacer cumpleaños acá, de día, para no molestar a nadie, pero que realmente el salón sirva al vecino. A principios del año pasado hicimos un carnaval, que estuvo muy lindo; este año ya no, por los gastos y la inseguridad. Pero queremos que nuestra vecinal tenga vida», contó con expectativas la presidenta de la vecinal. «La meta es pasos chicos, pero seguros», cerró.

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