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Sol Theuler campeona sudamericana que quiere ser olímpica  

Compite para Regatas y la Selección Argentina. Viene de ser campeona sudamericana, admira a Julia Sebastián y su sueño es ser olímpica. Se levanta todos los días a las 4 y media de la mañana, porque sabe que ese esfuerzo la llevará a triunfar.

 

Es una niña, pero piensa como adulta. A los 15 años, la edad se le detecta en el DNI y en su rostro, pero tiene la convicción y los sueños de alguien que no parece estar en plena adolescencia. Desde los 3 años se dedica a la natación y compite desde los 10. Admite que arrancó por “obligación” cuando tenía 3 años, porque “era muy chiquita y no podía decidir” en la escuelita de natación de Gimnasia y Esgrima. A los 6 o 7 años pasó a Regatas y unos años después inició su carrera competitiva. Viene de participar en el Sudamericano juvenil, donde fue campeona en 200 metros pecho y subcampeona en los 100 metros de ese estilo, a la vez que en la posta 4×100 mixta combinada fue segunda con el equipo de Argentina y tercera en la misma posta pero sólo de mujeres. Es decir, una actuación estupenda no sólo en lo personal, sino también en lo grupal y representando a la selección. “La primera vez que me llamaron de la selección fue en el 2017, competía con chicas más grandes y tuve un buen rendimiento”, cuenta Sol Theuler, que se prepara para un Nacional que se hará en julio y en el que representará a Regatas, pero buscando buenas marcas y actuaciones que le permitan continuar con este sueño de estar integrando el equipo nacional. Así lo piensa desde el momento en que idolatra a Julia Sebastián, que es su reflejo y el espejo en el que se mira. Hasta eligió al mismo entrenador, ya que Roberto Ortiz es el encargado de perfeccionar a Sol y con el que realiza un entrenamiento muy intenso. A la hora que todos duermen, Sol se levanta para entrenar. Va a tercer año del Comercial Domingo Silva, pero a las 4.30 de la madrugada se levanta para ir a entrenar a la pileta de Regatas desde apenas pasada las 5 de la mañana hasta las 7 menos cuarto. De ahí, directamente al colegio.

¿Cómo le va?, muy bien, tiene excelentes notas pero conesa, desde su inocencia de niña, que “a eso de las 11 u 11.30 me agarra un sueño bárbaro y empiezo a los cabezazos”.

Llega al mediodía a la casa, almuerza, se acuesta un rato a reparar fuerzas y a la tarde otra vez a entrenar a la pileta. Los entrenamientos se repiten todos los días y sólo el domingo es el dedicado para el descanso. Pero a todo eso le agrega tres días de gimnasio. Tiene un equipo que la acompaña. Fernando Olivera es el kinesiólogo, el club de Regatas (del que Sol habla con mucho cariño, agradecimiento y hasta le brillan los ojos cuando lo menciona), el preparador físico David Wydmer y la nutricionista María Emilia Antille. “Ellos siempre están ahí, apoyando y hablando con Roberto para que mi entrenamiento sea lo más completo posible”, cuenta Sol. Esos tres días de doble turno y los otros tres de turno simple obligan a que Sol, quien confiesa que “de un chequeo al otro aumenté dos centímetros de estatura, así que eso hace que la dieta exigente que llevo se esté actualizando permanentemente”, todavía en clara edad de crecimiento, deba cumplir rigurosamente con hábitos de alimentación y entrenamiento.

¿Qué es lo que más le gusta?, “entrenar, ponerme la malla de competición cuando hago un simulacro de carrera y saber que si bien es duro levantarme a las 4 y media de la mañana, soy consciente de que todo esfuerzo tiene su recompensa”. Esto lo hace más grande de lo que realmente es, con un pensamiento y una mentalidad que no es habitual en una niña de su edad. El esfuerzo lo hacen los padres y Sol lo sabe. Papá Ariel y mamá Mariela son los que “bancan” a Sol, como alguna vez lo hicieron con Santiago, su hermano, que también se dedicó a la natación. Ellos son partícipes en Regatas, trabajan por el club y son conscientes de la realidad económica. “La pileta se cerrará en breve por unos dos meses para arreglarla y dejarla bien. Entonces, el club se tendrá que comprometer económicamente con otras instituciones, pagando, para que los nadadores que compiten por el club puedan seguir entrenando”, cuenta Mariela. Y Sol asiente: “Se van a solucionar algunos problemas que tenemos ahora, por eso estamos muy contentos con esto que va a encarar el club”. Santiago es campeón argentino, estuvo en la selección y entrena con Sol. El equipo de Sol es el mismo de Santiago. Esto ayuda. Pero el gasto es muy alto igual. Y si para muestra vale un botón, vale señalar que una malla de competición, por ejemplo, está en el orden de los 15 mil pesos y las antiparras están en 2 o 3 mil pesos. Y a la edad de Sol, una malla de competición no es “eterna”.

Dicen que el estilo de Sol es el estilo de Julia Sebastián. La admira y al tener el mismo entrenador, suforma de nadar se asemeja. “Ahora estoy empezando también a nadar mariposa. Mi estilo principal es pecho, pero haciendo mariposa me sirve para avanzar, tener otro estilo y también para aojar un poco el pecho”.

¿Y en la escuela?, ¿cómo será Sol en ese ámbito? “Mis compañeros me hicieron una bienvenida emocionante cuando volví del Sudamericano de Chile. Fue muy lindo”, dice esta niña que piensa como grande y que quiere cumplir con todos, inclusive con las profesoras de la clase de Educación Física, que se hacen en horas al margen de la concurrencia diaria a clases, aún siendo alguien que tiene nueve turnos de entrenamiento semanal.

¿Cuál es el sueño de Sol Theuler? No duda y piensa en grande: “Quiero ir a los Juegos Olímpicos. No sé si llego al 2020, pero al 2024 seguro. Tengo 15 años recién cumplidos en marzo y sé que debo perfeccionarme, competir mucho, esforzarme y mejorar”.

Es una niña aún, pero a la edad de empezar recién a aprender de qué se trata la vida, esta adolescente con una “cabeza distinta” ya tiene sueños grandes y sabe que, con esfuerzo, sacrificio y dedicación, todo llega.

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